Londres
fue el lugar escogido por Andrés Varas, gerente general de Bupa Chile, e
Iñaki Ereño, managing director para España y Latinoamérica, para
evaluar el aterrizaje de la firma británica en el país, como paraguas de
IntegraMédica, isapre CruzBlanca; CruzBlanca Cía. de Seguros; Clínica
Bupa Antofagasta y clínicas Reñaca y Arica.
En medio de las actividades del Chile Day, los ejecutivos tuvieron tiempo para un café y analizar el sistema de salud local, que está ad portas de enfrentar cambios.
Con la experiencia de conocer distintos sistemas de salud, ¿cuál es su diagnóstico del chileno?
Iñaki Ereno (IE): El sistema, en sí mismo, es un sistema que a muchos países les gustaría tener; es una colaboración público y privada muy única, que no se da en el mundo.
¿Qué ventajas le ven al sistema de salud doméstico?
IE: La principal ventaja de este sistema, si lo comparo con el español, es que las prestaciones no están duplicadas. En España hay un sistema público que cubre a todos los ciudadanos, que está basado en buenos equipos médicos y hospitales, pero con unas listas de espera enormes y con deficiencias bestiales. Para salir de ahí, hay que contratar un seguro de salud privado y ahí se accede a un sistema sin listas de espera, hospitales de primer nivel, pero se paga el doble: vía impuestos e individual. En Chile, eso no pasa, aquí se elige si se quiere estar en Fonasa o en isapres. Hay aspectos del sistema sanitario chileno que como los han tenido mucho tiempo no los valoran, y a muchos países les encantaría poder montar un sistema parecido al chileno, donde, además, hay libertad; uno puede ir al tipo de hospital que quiera, dependiendo si paga más o menos copago, esa ventaja no existe en el mundo. Un sistema de libre movimiento en sí mismo es muy interesante.
Sin embargo, la población y las autoridades de gobierno son críticos con las isapres, muchos apuntan a sus excesivas ganancias...
Andrés Varas (AV): Hay que tener cuidado con lo que se diga. Efectivamente, las isapres ganan miles de millones de pesos, $ 30.000, $ 50.000, $ 60.000 millones, pero los márgenes se mueven entre el 1% y el 3%, no es un negocio boyante. ¿Y adónde se va el resto de los dineros recaudados? Bueno, se va a cubrir las prestaciones de salud, las licencias médicas de la gente. O sea, es un negocio de márgenes muy acotados. Las utilidades de la industria de isapres no llegan a las utilidades que gana uno de los bancos en Chile en un mes. Para el público normal, quizá una institución que gane millones de pesos suena como una barbaridad, pero la verdad es que los márgenes son estrechos. La siniestralidad fluctúa entre el 85% y 90%, eso es lo que ha pasado en todos los últimos años. Con el resto se pagan los costos de tener montada la estructura.
Pero se cuestiona, además, que las isapres se integran de manera vertical con clínicas, centros médicos que son de su propiedad...
AV: En el caso nuestro, la gran mayoría de los recursos se van a financiar las prestaciones de nuestros afiliados y las licencias médicas. De ese gasto, ¿cuánto se va a la red de prestadores relacionados al grupo? En nuestro caso no llega al 15%, lo que significa que un 85% de lo que estamos financiando en realidad se va a terceros.
Eso en el caso de ustedes, ¿pero en el resto del sistema?
AV: Las cifras varían entre los distintos actores. En el grupo que tiene el máximo nivel de derivación andará entre el 25% y 30%. De nuevo, el grueso de las prestaciones se va a terceros. También se dice que inducimos a los afiliados para que vayan a las clínicas y centros médicos relacionados, eso es una barbaridad. No tiene ningún sentido, porque siempre es mejor tener a tu cartera de afiliados lo más sana posible y no estar induciendo gastos. Cada gasto inducido se va directamente al margen, como un gasto de la isapre, y si incluso, en un escenario que logres derivar ese gasto a tu propia red, a lo más vas a recuperar una fracción de lo que es el margen. Por lo tanto, desde el punto de vista económico, lo mejor para una aseguradora es siempre mantener a tu asegurado sano y eso es una de las cosas buenas para nosotros de ser parte de Bupa. Todos estos conceptos de prevención, gestión de enfermos crónicos, eran cosas que estaban poco presentes en la industria.
Más allá de esos argumentos, lo concreto es que el sistema hoy está en revisión, ¿qué les parece?
IE: Hay tres cosas que decir. Primero, no vemos la necesidad ahora mismo de una reforma. Esto se plantea después de todo un ruido mediático que se ha producido en los últimos años, por ejemplo, con las subidas de primas de las isapres que han estado sujetas al escrutinio público, cuando al final esos procesos son necesarios para poder seguir atendiendo a los ciudadanos. Creemos que de forma parcial hay elementos que debieran hablarse, pero no de una transformación total del sistema. Segundo, si el país decide acometer un proceso nos ofrecemos para ayudar con toda nuestra experiencia para poder colaborar, dar ejemplos, con el objetivo de intentar tener el mejor sistema sanitario que podamos darnos.
¿Y tercero?
IE: Si al final se produce una transformación del sistema sanitario, lo único que pedimos es que haya tranquilidad y empatía para entender la posición de cada parte. Si las isapres tienen que modificar su forma de trabajar, lo haremos y seremos unos ciudadanos leales, como hemos sido siempre en los países en los que está Bupa, eso sin ninguna duda, pero tiene que contemplarse de una forma objetiva la realidad de cada interesado de este proceso.
¿Se han sentido interpretados en la comisión que analiza los cambios al sistema?
AV: El Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud han convocado a un comité técnico que se está llevando a cabo con representantes de la Asociación de Isapres y hemos estado participando en esa instancia con el presidente de nuestra isapre, Raúl Valenzuela, y nuestros ejecutivos, así que estamos sentados en esa mesa en estos momentos. Estamos siendo un actor que quiere aportar a la discusión en las distintas instancias técnicas que existen.
Ha sido una “mesa” difícil, con mucha discusión...
AV: Hasta ahora, la acogida está. Esperamos que al final del día primen criterios técnicos que permitan tener una regulación que sea mejor para nuestros afiliados, pacientes y ciudadanos. Eso obliga a dejar de lado ciertas ideologías, prejuicios de cómo son las cosas y mirar los hechos tal como son. Acá tiene que haber complementariedad entre el sistema público y privado. Hay que tener presente, además, que desde la mirada del sector seguros, todavía el 80% de la población está en el sistema público, no tiene acceso a una oferta privada.
IE: Tiene toda la pinta de que la salud chilena va a tener que invertir en un futuro próximo en programas de prevención y de gestión de enfermos crónicos. Eso le mete más costos al sistema. Eso se va a producir y la convivencia público-privada es necesaria.
AV: De cara a esta situación, tenemos que entender como sociedad que los costos de salud aumentan y van a seguir aumentando más que la inflación, porque la población está envejeciendo, la economía se está desarrollando y la tecnología va avanzando. Si no entendemos que ese en un supuesto de base en la conversación, difícilmente vamos a poder diseñar un sistema mejor. Eso es algo que tenemos que asumir como sociedad, y contando con esa realidad ver cómo modificamos y estructuramos el sistema de mejor manera.
Inquietud empresarial
¿Cómo ven que se está dando el proceso de reformas en Chile, más allá del de isapres?
AV: Nuestra visión respecto al desempeño de la economía chilena es favorable en el largo plazo. Obviamente, todas las discusiones que estamos viviendo en el corto plazo (que tienen que ver con la reforma laboral, al sector salud), la seguimos con atención. Pero creemos también que al final del día va a primar la sensatez, creemos que tenemos mucho que cuidar en el país. Tenemos confianza y esperanza en que vamos a seguir avanzando en la misma línea. Nos está tocando ahora estar en la parte baja del ciclo, pero cuando uno mira los fundamentos estructurales del país, sobre todo si uno lo compara con otros países de la región, Chile está muy bien.
¿Ven un cierto pesimismo del empresariado chileno por la situación económica del país?
IE: Creo que hay una lógica preocupación, porque la perspectiva es que esto dure. Sin embargo, los temas de salud suelen ser más resistentes a los ciclos económicos bajistas que otras industrias. Además, cuando se tiene una visión de largo plazo, estamos preparados para aguantar. El negocio de Bupa en España -que se llama Sanitas- ha pasado del año 2007 al día de hoy por una situación realmente lamentable, muy dura, allá el desempleo está sobre el 20% todavía, y el país está creciendo en torno al 3%. Pero el negocio de Bupa en España ha ido bien y han salido las cosas adelante, hay una cierta resistencia que ayuda a enfrentar mejor este proceso.
En Chile decimos que se tiene “cuero de chancho” cuando se resiste a ciertas situaciones. ¿El empresario extranjero en Chile tiene capacidad de absorber mejor los problemas que el chileno?
IE: La experiencia nuestra es que los empresarios y ejecutivos chilenos son de primera división, de un nivel altísimo. Yo no veo mucha diferencia.
AV: Lo que ayuda de venir de una compañía global es tener una perspectiva de ver la situación de manera más objetiva. Acá se están viendo realidades de todo el mundo que permiten mirar esto con una perspectiva distinta.
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En medio de las actividades del Chile Day, los ejecutivos tuvieron tiempo para un café y analizar el sistema de salud local, que está ad portas de enfrentar cambios.
Con la experiencia de conocer distintos sistemas de salud, ¿cuál es su diagnóstico del chileno?
Iñaki Ereno (IE): El sistema, en sí mismo, es un sistema que a muchos países les gustaría tener; es una colaboración público y privada muy única, que no se da en el mundo.
¿Qué ventajas le ven al sistema de salud doméstico?
IE: La principal ventaja de este sistema, si lo comparo con el español, es que las prestaciones no están duplicadas. En España hay un sistema público que cubre a todos los ciudadanos, que está basado en buenos equipos médicos y hospitales, pero con unas listas de espera enormes y con deficiencias bestiales. Para salir de ahí, hay que contratar un seguro de salud privado y ahí se accede a un sistema sin listas de espera, hospitales de primer nivel, pero se paga el doble: vía impuestos e individual. En Chile, eso no pasa, aquí se elige si se quiere estar en Fonasa o en isapres. Hay aspectos del sistema sanitario chileno que como los han tenido mucho tiempo no los valoran, y a muchos países les encantaría poder montar un sistema parecido al chileno, donde, además, hay libertad; uno puede ir al tipo de hospital que quiera, dependiendo si paga más o menos copago, esa ventaja no existe en el mundo. Un sistema de libre movimiento en sí mismo es muy interesante.
Sin embargo, la población y las autoridades de gobierno son críticos con las isapres, muchos apuntan a sus excesivas ganancias...
Andrés Varas (AV): Hay que tener cuidado con lo que se diga. Efectivamente, las isapres ganan miles de millones de pesos, $ 30.000, $ 50.000, $ 60.000 millones, pero los márgenes se mueven entre el 1% y el 3%, no es un negocio boyante. ¿Y adónde se va el resto de los dineros recaudados? Bueno, se va a cubrir las prestaciones de salud, las licencias médicas de la gente. O sea, es un negocio de márgenes muy acotados. Las utilidades de la industria de isapres no llegan a las utilidades que gana uno de los bancos en Chile en un mes. Para el público normal, quizá una institución que gane millones de pesos suena como una barbaridad, pero la verdad es que los márgenes son estrechos. La siniestralidad fluctúa entre el 85% y 90%, eso es lo que ha pasado en todos los últimos años. Con el resto se pagan los costos de tener montada la estructura.
Pero se cuestiona, además, que las isapres se integran de manera vertical con clínicas, centros médicos que son de su propiedad...
AV: En el caso nuestro, la gran mayoría de los recursos se van a financiar las prestaciones de nuestros afiliados y las licencias médicas. De ese gasto, ¿cuánto se va a la red de prestadores relacionados al grupo? En nuestro caso no llega al 15%, lo que significa que un 85% de lo que estamos financiando en realidad se va a terceros.
Eso en el caso de ustedes, ¿pero en el resto del sistema?
AV: Las cifras varían entre los distintos actores. En el grupo que tiene el máximo nivel de derivación andará entre el 25% y 30%. De nuevo, el grueso de las prestaciones se va a terceros. También se dice que inducimos a los afiliados para que vayan a las clínicas y centros médicos relacionados, eso es una barbaridad. No tiene ningún sentido, porque siempre es mejor tener a tu cartera de afiliados lo más sana posible y no estar induciendo gastos. Cada gasto inducido se va directamente al margen, como un gasto de la isapre, y si incluso, en un escenario que logres derivar ese gasto a tu propia red, a lo más vas a recuperar una fracción de lo que es el margen. Por lo tanto, desde el punto de vista económico, lo mejor para una aseguradora es siempre mantener a tu asegurado sano y eso es una de las cosas buenas para nosotros de ser parte de Bupa. Todos estos conceptos de prevención, gestión de enfermos crónicos, eran cosas que estaban poco presentes en la industria.
Más allá de esos argumentos, lo concreto es que el sistema hoy está en revisión, ¿qué les parece?
IE: Hay tres cosas que decir. Primero, no vemos la necesidad ahora mismo de una reforma. Esto se plantea después de todo un ruido mediático que se ha producido en los últimos años, por ejemplo, con las subidas de primas de las isapres que han estado sujetas al escrutinio público, cuando al final esos procesos son necesarios para poder seguir atendiendo a los ciudadanos. Creemos que de forma parcial hay elementos que debieran hablarse, pero no de una transformación total del sistema. Segundo, si el país decide acometer un proceso nos ofrecemos para ayudar con toda nuestra experiencia para poder colaborar, dar ejemplos, con el objetivo de intentar tener el mejor sistema sanitario que podamos darnos.
¿Y tercero?
IE: Si al final se produce una transformación del sistema sanitario, lo único que pedimos es que haya tranquilidad y empatía para entender la posición de cada parte. Si las isapres tienen que modificar su forma de trabajar, lo haremos y seremos unos ciudadanos leales, como hemos sido siempre en los países en los que está Bupa, eso sin ninguna duda, pero tiene que contemplarse de una forma objetiva la realidad de cada interesado de este proceso.
¿Se han sentido interpretados en la comisión que analiza los cambios al sistema?
AV: El Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud han convocado a un comité técnico que se está llevando a cabo con representantes de la Asociación de Isapres y hemos estado participando en esa instancia con el presidente de nuestra isapre, Raúl Valenzuela, y nuestros ejecutivos, así que estamos sentados en esa mesa en estos momentos. Estamos siendo un actor que quiere aportar a la discusión en las distintas instancias técnicas que existen.
Ha sido una “mesa” difícil, con mucha discusión...
AV: Hasta ahora, la acogida está. Esperamos que al final del día primen criterios técnicos que permitan tener una regulación que sea mejor para nuestros afiliados, pacientes y ciudadanos. Eso obliga a dejar de lado ciertas ideologías, prejuicios de cómo son las cosas y mirar los hechos tal como son. Acá tiene que haber complementariedad entre el sistema público y privado. Hay que tener presente, además, que desde la mirada del sector seguros, todavía el 80% de la población está en el sistema público, no tiene acceso a una oferta privada.
IE: Tiene toda la pinta de que la salud chilena va a tener que invertir en un futuro próximo en programas de prevención y de gestión de enfermos crónicos. Eso le mete más costos al sistema. Eso se va a producir y la convivencia público-privada es necesaria.
AV: De cara a esta situación, tenemos que entender como sociedad que los costos de salud aumentan y van a seguir aumentando más que la inflación, porque la población está envejeciendo, la economía se está desarrollando y la tecnología va avanzando. Si no entendemos que ese en un supuesto de base en la conversación, difícilmente vamos a poder diseñar un sistema mejor. Eso es algo que tenemos que asumir como sociedad, y contando con esa realidad ver cómo modificamos y estructuramos el sistema de mejor manera.
Inquietud empresarial
¿Cómo ven que se está dando el proceso de reformas en Chile, más allá del de isapres?
AV: Nuestra visión respecto al desempeño de la economía chilena es favorable en el largo plazo. Obviamente, todas las discusiones que estamos viviendo en el corto plazo (que tienen que ver con la reforma laboral, al sector salud), la seguimos con atención. Pero creemos también que al final del día va a primar la sensatez, creemos que tenemos mucho que cuidar en el país. Tenemos confianza y esperanza en que vamos a seguir avanzando en la misma línea. Nos está tocando ahora estar en la parte baja del ciclo, pero cuando uno mira los fundamentos estructurales del país, sobre todo si uno lo compara con otros países de la región, Chile está muy bien.
¿Ven un cierto pesimismo del empresariado chileno por la situación económica del país?
IE: Creo que hay una lógica preocupación, porque la perspectiva es que esto dure. Sin embargo, los temas de salud suelen ser más resistentes a los ciclos económicos bajistas que otras industrias. Además, cuando se tiene una visión de largo plazo, estamos preparados para aguantar. El negocio de Bupa en España -que se llama Sanitas- ha pasado del año 2007 al día de hoy por una situación realmente lamentable, muy dura, allá el desempleo está sobre el 20% todavía, y el país está creciendo en torno al 3%. Pero el negocio de Bupa en España ha ido bien y han salido las cosas adelante, hay una cierta resistencia que ayuda a enfrentar mejor este proceso.
En Chile decimos que se tiene “cuero de chancho” cuando se resiste a ciertas situaciones. ¿El empresario extranjero en Chile tiene capacidad de absorber mejor los problemas que el chileno?
IE: La experiencia nuestra es que los empresarios y ejecutivos chilenos son de primera división, de un nivel altísimo. Yo no veo mucha diferencia.
AV: Lo que ayuda de venir de una compañía global es tener una perspectiva de ver la situación de manera más objetiva. Acá se están viendo realidades de todo el mundo que permiten mirar esto con una perspectiva distinta.
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